Historia del juego en México
El juego en México se remonta al siglo XIX, la época de los aztecas, cuando los franceses se lanzaron a colonizar a los mexicanos. Debido a su influencia, bajo el reinado de Porfirio Díaz se introdujeron casinos que se asemejaban a su cultura. Como resultado, los locales podían apostar con facilidad, a pesar de su popularidad, que poco a poco iba ganando adeptos.
Estados Unidos prohibió el juego, lo que obligó a desalojar a todos los jugadores y operadores de casinos. Los jugadores no tenían otra opción viable que asaltar la industria del juego mexicana, que crecía al mismo tiempo. Aun así, no les fue tan bien como esperaban.
Los casinos y otras entidades de juego en México crecieron en popularidad. Esto llamó la atención del gobierno federal, encabezado por el Presidente Lázaro Cárdenas.
Más tarde prohibió todas las actividades de juego en el país, reduciendo la tracción de todas las actividades de juego. Sin embargo, la prohibición sólo recayó sobre algunos casinos, ya que algunos continuaron con el negocio en la clandestinidad. Incluso tenían partidarios leales.
Los mexicanos siguieron jugando ilegalmente en estos casinos hasta 1989, cuando se creó y obtuvo licencia la primera empresa de apuestas deportivas (Caliente). Esto marcó un hito importante hacia la legalización del juego en México, ya que se plantearon debates más positivos sobre el juego.
Esto, a su vez, desencadenó la concesión de licencias a varias salas de casino, que en 2006 sumaban un total de 200, lo que supuso una legalización limitada. En la actualidad, más casinos han irrumpido con fuerza en el mercado mexicano. Hay más de 800 casinos en funcionamiento, que sirven a los jugadores su taza de té.
Del mismo modo, muchos jugadores mexicanos pueden ahora jugar cómodamente con la legalización de los casinos en línea. Esto, a su vez, ha estimulado la tasa de juegos de azar en México, impulsando un aumento en los ingresos recaudados de este sector económico.